De la serie Vexilología del mundo andino
CHIBULEO
Mi obra actual se erige como un ejercicio de comunicación destinado a tiempos difíciles; através de la abstracción trazo un puente entre la representación y la realidad, engendrando un símbolo, una señal resplandeciente, un estandarte que no solo elogia, sino que también identifica y asegura que nuestras comunidades no han sucumbido, que se posiciona en un bando elocuente y altivo, en una afirmación visual de que las identidades van más allá de las apariencias pasadas, comulgando con nosotros y ahora universalmente.
Díptico que se presenta como una narrativa visual que rechaza el juicio para la posteridad,no exige culpas ni se sumerge en el peso de las transgresiones pasadas, más bien, se erige como un testimonio de la resistencia y evolución constante de una nación multi identitaria, donde cada trazo saturado con la intensidad del acrílico, es una afirmación de que las identidades que al igual que el arte se moldean continuamente, eludiendo definiciones estáticas, en un flujo constante de reinvención.
Este icono que surge de esta composición, se convierte en un faro de esperanza y entereza,no se trata simplemente de una representación visual, es un llamado a la deconstrucción de los sentidos de pertenencia cultural, en una esencia colectiva, una interface entre el pasado y el presente, creando una continuidad que desafía la idea de derrota, abrazando la transformación, elogiando la resiliencia e invitando a construir un futuro sin el peso de juicios inamovibles.
Curaduría: José Luis Jácome Guerrero
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Noé Mayorga 